2. La toma de decisiones
Un diccionario define la voluntad como "f. Potencia del alma en cuya virtud tendemos en sentido positivo o negativo hacia los objetos propuestos por el conocimiento intelectual" o "Libre albedrío o determinación."
Existen otras acepciones del término voluntad, pero son las anteriores las que nos interesan por poner de manifiesto su carácter esencial, el ser una cualidad que, en definitiva, supone la expresión o ejercicio de la libertad interna de todo ser vivo. Algunos autores como Schopenhauer atribuyen voluntad al ser humano, a los animales, a las plantas e incluso a las cosas.
Recordemos que para la Teoría General de la Evolución Condicionada de la Vida -ECV "la característica esencial de la Vida es la Libertad". Aunque normalmente hable del ser humano por ser más cómodo, la ECV también atribuye la libertad que proporciona la autonomía de la voluntad a las cosas, aunque los humanos no seamos capaces de detectarla. No pasa de ser un tema de filosofía de la Vida.
En los procesos de toma de decisión o de formación de la voluntad influyen elementos internos y externos al individuo. Los presentes comentarios se refieren a los factores internos al proceso de toma de decisiones, sin que se pretenda un estudio pormenorizado en ningún momento.
En realidad, se trata de extender la argumentación sobre el funcionamiento de la inteligencia y la memoria a los procesos de creación de la voluntad con el objetivo de lograr una mejor caracterización de nuestra propia naturaleza.
En primer lugar, examinaré las etapas del proceso de toma decisiones en un sentido amplio. Después realizaré algunas puntualizaciones sobre la complejidad de los modelos de toma de decisiones, que nos permitirán abordar con mayor facilidad el espinoso tema del sujeto activo de la fuerza de la voluntad.
2.a) Origen de los deseos, ideas y pensamientos
En muchas ocasiones, por no decir todas o casi todas, desconocemos el origen de nuestros, deseos, ideas o nuestros propios pensamientos. ¡No digamos ya! de nuestros sentimientos.
Independientemente de lo comentado sobre los pensamientos en segundo plano, es como si existiera un sistema de recogida de ideas y aquélla con más votos o presentada con mayor intensidad es la que selecciona el cerebro para estudiar y desarrollar.
Supongamos que una célula siente la conveniencia o necesidad de disponer de más agua, el cuerpo se la facilitará con los mecanismos adecuados; pero, cuando sean muchas las que pidan agua, empezará a escasear y un deseo de beber agua irá apareciendo poco a poco. Este deseo se hará consciente en un determinado momento, dependiendo de otras prioridades que pueda tener el consciente. ¡Para nosotros, todo este proceso ha permanecido oculto!
Con todo, el tema es más complicado que lo que parece a simple vista; por ejemplo, los fumadores pueden sentir deseos de fumar en lugar de beber agua ante la misma sensación inicial.
En el mundo de las ideas, nos ocurre lo mismo, de repente nos encontramos que hemos iniciado una serie de reflexiones sobre un tema, pero no sabemos exactamente cuándo y porqué. Si lo pensamos detenidamente, con suerte, podremos llegar a adivinarlo.
Algo similar, pero no igual, acaece en el terreno más resbaladizo de las emociones; por ejemplo, las risas y las lágrimas aparecen normalmente sin un control directo por nuestra parte. Podemos intentar o alcanzar que se causen, pero de forma indirecta, reproduciendo las condiciones que las provocan.