2.b) Reflexiones y pensamientos
Una segunda etapa de los modelos de toma de decisiones, o de generación de la voluntad, será la evaluación del objeto que requiere una decisión mediante las reflexiones y pensamientos. Se producirá una combinación de procesos lógicos y de utilización de la memoria.
Según he comentado en los apartados anteriores, el método Verificación Lógica de la Información será uno de los utilizados en los procesos de decisión; la funcionalidad de las redes neuronales permite una gran flexibilidad en la aplicación de las diferentes variantes de este método.
Normalmente, estarán involucradas miles de millones de neuronas en la ejecución de los procesos de decisión; y situadas en diferentes partes del cerebro.
Aunque estamos separando esta etapa de la de decisión propiamente dicha, por motivos de exposición, nada impide que se produzcan simultáneamente en determinados procesos de decisión. Si algo está aportando la neurociencia con rotundidad es que los procesos cognitivos del cerebro y procesos mixtos, como las emociones, son muy flexibles y variables en su estructura y desarrollo particular.
Asimismo, los procesos cognitivos y las emociones se producen en paralelo y se afectan unos a otros; es más, el contexto puede influir de manera decisiva, especialmente vía emociones. Por ello, algunos elementos contextuales como el alcohol u otras drogas se consideran vicios de la voluntad.
También pueden actuar como vicios de la voluntad determinadas emociones que se producen ante contextos, independientes en principio, pero que por motivos de experiencias pasadas se han quedado grabadas ciertas reacciones automáticas.
Un aspecto muy posible es que nuestro cerebro no para nunca, al menos cuando estamos conscientes. Aparenta tener una cola de reflexiones y pensamientos pendientes para, cuando acaba de tratar una, seleccionar otra reflexión o pensamiento inmediatamente con el criterio de urgencia o cualquier otro.
También he citado, en otros apartados, el trabajo que realiza el cerebro cuando estamos dormidos y su importancia.
2.c) Desarrollo de sistemas políticos de toma de decisiones
Parece que no existe un centro exclusivo de toma de decisiones en el cerebro. De hecho, existen actos denominados reflejos que se ejecutan por todo nuestro cuerpo. Además, la biología moderna nos enseña cómo los diferentes órganos y células del cuerpo emiten señales y se comunican entre sí.
Si existiese un centro de decisión, se podría decir que ahí se encontraba la vida y que el resto sería una especie de máquina más o menos complicada y nada más. Por supuesto, nos tendríamos que preguntar cuántas células hay en ese centro y en cuál de ellas se encuentra el poder de decisión. Es más, ¿qué parte de esa hipotética célula sería realmente la que decide en última instancia?
Una característica interesante de las decisiones que tomamos es su grado de confianza, en otras palabras, lo convencidos que estamos del acierto y estabilidad de una decisión concreta.
En ocasiones estamos plenamente convencidos, mientas que en otras no estamos seguros del todo y en otras tomamos decisiones con un alto grado de inseguridad.
Este efecto se puede observar con claridad en aquellos procesos de toma de decisiones que se realizan de forma recurrente. Parece razonable que las decisiones tomadas con total seguridad se mantengan en el tiempo mediante el desarrollo de sistemas prefijados; sin embargo, no siempre es así. En ocasiones se cambia de opinión, incluso en el corto plazo, a pesar de la confianza inicial en la estabilidad de la decisión adoptada. Un tema curioso para la teoría de decisión.
Nuestra voluntad puede cambiar a pesar de no haber ninguna alteración de los sistemas de información utilizada y de emplear la misma lógica. En cierto modo, se trata de un ligero nivel de esquizofrenia presente en todos nosotros.
Un modelo de teoría de decisión que pueda explicar e integrar las posibilidades señaladas en los párrafos anteriores debería contar con sistemas expertos y sistemas de control; es decir, sería algo así como desarrollo de sistemas dinámicos parecidos al sistema político de un país.
En situaciones normales nos podemos encontrar con procesos de toma de decisiones como:
Decisiones automáticas.
Multitud de pequeños procesos de toma de decisiones se realizan de forma inconsciente por haberse producido el desarrollo de sistemas de información que identifican los parámetros necesarios y suficientes.
En nuestro ejemplo se trataría de todas aquellas decisiones que no siguen un trámite parlamentario ni son tratadas por el Gobierno, por no tener entidad suficiente o por la existencia de leyes previas sobre el tema.
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Actos reflejos y semi reflejos.
En situaciones de peligro o de urgencia se toman decisiones inmediatas, la evaluación se realiza con posterioridad y, en su caso, se cambian o ajustan las pautas de comportamiento futuro con el desarrollo de sistemas dinámicos.
Es fácil observar el paralelismo con el funcionamiento de un estado moderno, aunque el peligro o la urgencia sean, en ocasiones, un tanto ficticios.
Consulta inmediata global.
Es algo así como si todas y cada una de nuestras células emitieran su voto sobre un tema particular.
A priori, es uno de los mejores sistemas pues supone una democracia directa sin ningún tipo de filtro.
Sería el equivalente a un referéndum. Requiere un gran poder de transmisión de la información para poder realizarse, sobre todo si hablamos de billones de células y se efectúa a menudo. Seguramente, la dinámica de sistemas complejos limitará el uso de esta modalidad más allá de lo necesario.
Representación.
Mayoría simple.
Mayorías reforzadas.
e supone que la naturaleza ha resuelto o intenta resolver razonablemente el problema del respeto a las minorías en la teoría de decisión.
Orgánica - territorial - funcional.
Otros problemas, aun dentro de situaciones normales, se pueden resolver con estos tipos de representación. No solo se trata de respetar a las minorías sino de reconocer su especial relevancia en temas concretos.
Digamos que el voto de las células de los pulmones tiene una ponderación superior a la media en la cuestión del tabaco.
- Otros canales que recojan situaciones específicas.
El equivalente en un sistema político podría ser los denominados poderes fácticos.
No obstante, algunos comportamientos parece que no siguen las pautas de la teoría de decisión indicadas; el modelo necesita integrar más elementos que ayuden a explicar algunas decisiones que, de algún modo, expresan alteraciones importantes del carácter de una persona.
Me refiero a los vicios de la voluntad que alteran los sus sistemas expertos o sistemas de control que conforman el sistema de equilibrio dinámico de la voluntad, como:
Enfermedades.
Drogas.
Otros procesos químicos internos.
Desgraciadamente, aunque no podía ser de otra forma, en los sistemas políticos convencionales también se encuentran este tipo de ejemplos.