4.a.3. Estudios con gemelos monocigóticos o idénticos
Creo que está generalmente aceptado que diversos estudios sobre heredabilidad de la inteligencia y el CI con gemelos monocigóticos -con idénticos genes- han dado correlaciones en inteligencia del 80% o cercanas a esta cifra.
Para mí, este argumento de los estudios con gemelos monocigóticos o idénticos sobre inteligencia es definitivo pues no tendría mucho sentido que la inteligencia tuviese un componente genético tan fuerte en unos casos y en otros no.
Un aspecto interesante de los estudios con gemelos monocigóticos o idénticos sobre heredabilidad de la inteligencia y el CI es que si se estudiase la correlación de los CI de los gemelos con sus respectivos padres seguramente la varianza explicada sería sensiblemente menor al porcentaje mencionado debido a la combinación genética derivada de las leyes de Mendel.
Uno de los autores más conocidos por sus artículos a favor de la influencia genética en los coeficientes de inteligencia es Arthur Jensen.
Un análisis intermedio en cuanto a heredabilidad de la inteligencia y el CI lo presentan Charles Murray y Richard J. Herrnstein en su libro The Bell Curve, ya que recogen innumerables artículos y trabajos con conclusiones diferentes e incluso contradictorias, algunos de ellos con gemelos monocigóticos y dicigóticos o mellizos. Sus planteamientos se encuadran dentro de la sociología y las consecuencias sobre la educación, básicamente opinan que la influencia genética y medio ambiental están bastante correlacionadas y podrían generar bolsas de población con menor desarrollo.
4.a.4. Estudios con hermanos y gemelos dicigóticos o no idénticos
De las medidas de la inteligencia efectuadas en hermanos o gemelos dicigóticos o mellizos podemos hacer dos comentarios independientes.
Por un lado, en los estudios estadísticos sobre heredabilidad de la inteligencia y el CI, si la correlación observada en un caso es del 40% y la esperada teniendo en cuenta la combinación genética aleatoria es del 50%, el grado de heredabilidad vendría determinado por la razón entre ambas correlaciones; es decir, 40% / 50% = 80%
Para determinar la correlación esperada, en el caso de hermanos y gemelos dicigóticos, no idénticos o mellizos, habría que partir de algunas hipótesis teóricas. No sería lo mismo si conociésemos las reglas para determinar cuál es el gen dominante y el recesivo o, más propiamente dicho, las reglas de expresión genética; o si en la característica objeto de estudio intervienen varios cromosomas, en cuyo caso el tema se complicaría bastante.
El segundo comentario se refiere a que, si las circunstancias medio ambientales fuesen realmente importantes, cabría esperar un mayor parecido entre los coeficientes de inteligencia y los CI de los hermanos y gemelos dicigóticos, no idénticos o mellizos que el que realmente se observa. Yo creo que estas circunstancias son fundamentalmente iguales en el seno de una misma familia, salvo que le demos una importancia desmesurada al hecho de tener un profesor diferente de matemáticas o cualquier otra materia o circunstancia, en cuyo caso nos podríamos encontrar con que la suma de todas las ponderaciones sería mayor que la unidad.
4.a.5. Estudios con familias: padres, madres e hijos
Este tipo de trabajos sobre heredabilidad de la inteligencia y el CI es más escaso o menos conocido, normalmente los resultados sobre la correlación de los CI es bastante baja. Si se efectuase la corrección indicada en el punto anterior, respecto a la correlación observada y la correlación esperada es posible que los resultados no fuesen tan bajos.
La afinidad genética en inteligencia entre padres o madres e hijos será, como máximo, igual a la de hermanos o gemelos dicigóticos, no idénticos o mellizos.
El Estudio EDI - Evolución y Diseño de la Inteligencia pertenece a este grupo, si se mantienen los mismos resultados en estudios adicionales se podría dar por terminado el debate sobre la herencia de la inteligencia, al menos, en sus actuales dimensiones. Al mismo tiempo, es posible que debates más profundos cobren especial actualidad.
La correlación obtenida ha sido superior al 80% en muchos casos, llegando al 96% y 99% en algunos de ellos.
La clave del éxito ha sido doble. Por un lado, se ha incorporado el modelo de la Teoría General de la Evolución Condicionada de la Vida y, por otro, se han agrupado los datos de forma que se compensen las variaciones debidas al componente aleatorio de la combinación genética.
De hecho, con la agrupación no es necesario corregir al alza la correlación observada en función de la correlación esperada, teniendo la ventaja de que no hay que conocer la correlación esperada y, además, se pueden compensar otras posibles variables de pequeña intensidad y distribución aleatoria que pudiesen afectar tanto a la inteligencia como a los problemas en su expresión y medición.
Las múltiples dimensiones que implican las diferentes agrupaciones ha permitido efectuar un análisis de sensibilidad respecto a la función objetivo, alterando aspectos parciales de la estructura del modelo y de los parámetros involucrados, con una garantía razonable de que los resultados no se deben a coincidencias más o menos aleatorias de los datos muéstrales.