1.b) El conocimiento científico
Una característica del conocimiento personal es la duda metodológica, pues es más saludable comprender las cosas que aprenderlas. Pero, por supuesto, hay que poner ciertos límites, hay cosas que no comprendemos pero que las aceptamos porque son generalmente aceptadas, en este sentido nuestro conocimiento científico personal es más reducido que el general.
Hay que diferenciar entre las creencias generales, aunque sean de carácter científico, y las individuales, aunque o se consideren válidas firmemente; tan firmemente que anulen la posible contradicción con el conocimiento científico generalmente aceptado.
A lo largo de la vida de estudiante, en muy pocas ocasiones surgieron dudas razonables sobre la veracidad o corrección de los temas estudiados cuando la materia formaba parte del conocimiento científico generalmente aceptado.
La primera fue la teoría de la evolución por mutaciones aleatorias de Darwin y la de los genes dominantes y recesivos a que se refieren las Leyes de Mendel. De ahí, el desarrollo de forma estructurada de un conjunto de ideas alternativas en línea con el conocimiento personal y las reflexiones sobre la vida contenidas en el libro de la Evolución Condicionada de la Vida.
La segunda duda sobre el conocimiento científico generalmente aceptado, que por sus características está muy relacionada con la anterior, se refiere al supuesto carácter no hereditario de la inteligencia defendido por la doctrina oficial de la psicología y la sociología económica. Por el contrario, por la educación, experiencia y naturaleza recibida, parece que existe una gran influencia de la herencia genética en la inteligencia.
La Teoría Cognitiva Global es una consecuencia de la duda anterior. Además se ha realizado un trabajo estadístico que demuestra de forma científica el carácter fundamentalmente hereditario de la inteligencia relacional o inteligencia en sentido amplio y la propia existencia de una evolución teleológica o finalista.
La relatividad del tiempo de Albert Einstein ha sido la tercera cosa que no suele quedar muy clara cuando se estudia. Y mucho menos clara cuando, posteriormente, se intentan comprender las explicaciones elementales de otros libros de Física Moderna. El problema no es que no quede claro, sino que queda claro que parece que no saben de lo que están hablando. ¡Perdón por la expresión!
Al final, se llega a comprender perfectamente el concepto de relatividad del tiempo de la Física Moderna, pero parece que son ganas de complicar lo desconocido. Existen otras formas de modelizar los mismos conceptos de la relatividad que puede ser interesante expresarlas. Lógicamente, tiene sus riesgos de integridad psíquica por tratarse la física de un área del conocimiento con características muy especiales, aunque hay que tener presente que también la biología, la genética y las neurociencias han avanzado mucho su técnica últimamente.
No obstante, hay que reconocer que los problemas con la relatividad son mucho más comunes de lo que cabría esperar de una teoría supuestamente basada en el conocimiento científico.
Por otra parte, las dudas de mayor trascendencia durante los estudios generales suelen estar ligadas a conceptos esenciales de la vida como el amor, el tiempo, la evolución, la inteligencia y la herencia.
La última gran duda metodológica se refiere a la famosa expresión del Siglo de oro de la literatura castellana, pues no tiene sentido el pensar que la literatura castellana posterior fuese inferior. Más bien parece que el famoso siglo de oro corresponde a una etapa adolescente y de rápido crecimiento, pero no de máximo esplendor.
Dicho de otra forma, quizás convendría escribir un libro sobre el crecimiento y características principales de los idiomas como sistemas de impulso vital.